MARIA REGLA PRIETO

BREVE BIO
María Regla Prieto Corbalán (Sanlúcar de Barrameda, Cádiz, 1964) es doctora en Filología Clásica por la Universidad de Sevilla, escritora e investigadora.
Desde 2003, colabora en prensa con artículos de opinión y ha obtenido diversos premios de relatos cortos, poesía y teatro, entre otros, el Premio Nacional de Relato Corto "Pluma de Oro", Premio de relato corto "Plataforma 8 de Marzo", Premio de poesía de la "Plataforma 8 de Marzo", Premio de relato “Villa de Montefrío”, Premio de relato “Ateneo” de Sanlúcar de Bda., VII Premio Internacional de Relato Corto “Villa de Torrecampo”, V Premio de teatro de textos breves Francisco Nieva 2019, etc.
Ha publicado:
- Naufragio (Relatos con Arte. Editorial Pequeñas Ideas, 2006).
- Epistolario latino de Luisa Sigea (Ediciones AKAL, 2007).
- Huellas musulmanas y espacios naturales singulares en la Comarca de la Janda (2012).
- La esfera de lo divino, novela (Editorial Renacimiento. Ediciones Ulises, 2015).
- La mirada de Perséfone, relatos (Editorial Renacimiento. Ediciones Ulises, 2017).
- Diario de Babel, poemas (Editorial Renacimiento. Calle del Aire, 2019).
- Extraños pájaros (Editorial Renacimiento. Los cuatro vientos, 2021)
Autora de la obra de teatro Dos mujeres bajo una misma luna, (Premio de teatro breve Francisco Nieva, 2019) así como coautora y coordinadora de la edición de Teoría de la Carcoma, Seis puntos de vista de vista sobre la sociedad y la actualidad sanluqueña (IR Editores, 2007).
También, en colaboración con Salvador Daza, ha publicado cinco libros de investigación histórica:
- Proceso criminal contra fray Pablo de San Benito en Sanlúcar de Barrameda (1774) , Universidad de Sevilla, 1998
- Proceso criminal contra fray Alonso Díaz (1714), Universidad de Sevilla, 2000
- De la santidad al crimen: Clérigos homicidas en España (1535-1821), Editorial Renacimiento, colección Espuela de Plata, 2005.
- Lucifer con hábito y sotana. Clérigos homicidas en España y América 1556-1834 Editorial Renacimiento, colección Espuela de Plata, 2013.
- Sangre en la sotana. Clérigos homicidas en la España Moderna y Contemporánea. Editorial Renacimiento, colección Espuela de Plata, 2020.
Ha dirigido, junto a Gustavo Vega, el cortometraje “El retocador de fotografías” (2010). Además ha sido co-directora del documental “14 Voces” (2008) y directora del spot “Huellas musulmanas y espacios naturales singulares en la Comarca de la Janda” (2012).
OBRA PRESENTADA
CIRCUMNAVIGATIO I a VI
Seis textos breves, que se distribuirán por los diversos espacios de la Muestra, que pretenden atrapar la esencia y la trascendencia de la Primera Vuelta al Mundo, a través de los paisajes, los avatares y las emociones de sus protagonistas.
CIRCUMNAVIGATIO I
En 1519, en mayo, cerró los ojos el polímata Leonardo da Vinci, uno de los mayores genios que ha vivido en nuestro mundo, el hombre que había soñado con ser pájaro y volar por los cielos y ser pez y surcar las profundidades de los océanos. Pero cuando se cierran unos ojos se abren otros. Ese mismo año, varios meses más tarde, empezaría una cuenta atrás que conseguiría que el mundo se transformara para siempre, abriéndose a una nueva realidad. En el extremo occidental del viejo continente, una expedición formada por cinco barcos, cuatro naos –la Trinidad, la San Antonio, la Concepción y la Victoria– y una carabela –la Santiago–, capitaneada por Fernando de Magallanes, salió de Sevilla el 10 de agosto de 1519 y permaneció anclada en Sanlúcar de Barrameda –en el muelle de Barrameda o de Zanfanejos, nombres de la época del muelle de Bonanza– hasta que finalmente partió hacia su destino el 20 de septiembre. Esta flotilla no solo encontraría una ruta alternativa hasta las Molucas, también llamadas islas de la Especiería, sino que, gracias al empeño de Juan Sebastián Elcano y de unos pocos supervivientes, demostraría la redondez de la tierra. Este hecho convertiría este viaje en una de las proezas más importantes y trascendentales realizadas por el ser humano, pues desde entonces, el mundo y la imagen de nuestro planeta Tierra no volvería nunca a ser la misma.
María Regla Prieto
CIRCUMNAVIGATIO II
Odisea. El poema de Homero, escrito cuando el mundo se estaba desperezando y aún estaba habitado por los dioses, se ha convertido en el paradigma del viaje que todo hombre ansía realizar. De hecho, el diccionario de la Real Academia define odisea como viaje largo, en el que abundan las aventuras adversas y favorables al viajero. La primera circunnavegación superó con creces la imaginación del aedo griego, identificando para siempre el viaje con los sueños, que a partir de entonces dejaron de ser imposibles, pues qué anhelo podía ser entonces más irrealizable que dar la vuelta al mundo. El viaje de Magallanes y Elcano –Primus circumdedisti me– derrumbó para siempre las fronteras ficticias entre los mares, al convertir todas las aguas del planeta en una sola, empezó a crear puentes invisibles pero robustos entre todos los continentes y las culturas, y transmutó a los supervivientes de esa gesta en Odiseo-Ulises y a todos los lugares de nuestra tierra en una única Ítaca.
María Regla Prieto
CIRCUMNAVIGATIO III
Fernando de Magallanes, el tozudo marinero portugués de piel de agua y párpados de espumas marinas, un Atlas con los hombros doloridos por el peso de las sombras y que vivía en llamas, fue el hombre que supo leer y entender el mapa del tesoro, ese que elaboró Martín de Bohemia, y que el rey de Portugal custodiaba como la mayor de sus riquezas. En él se detallaba el estrecho que comunicaba el Océano Atlántico y el Mar del Sur. El portugués, al mando de la escuadra, convirtió los cielos nocturnos en un audaz planisferio celestial que los conduciría a través de constelaciones y estrellas nunca vistas hasta aquel paso, esa puerta que llevaba a las islas de las Especias, a pesar de estar continuamente batallando contra el vértigo profundo y oscuro de la ignorancia y la incomprensión de los demás. Ni el ancho Océano, ni las tormentas y las tempestades, ni las tierras inabarcables y desconocidas, ni las negras y abisales noches australes, ni siquiera la oposición de sus propios hombres pudieron desgastar su férrea voluntad ni mermar ese sueño.
María Regla Prieto
CIRCUMNAVIGATIO IV
Durante veintiocho días, tres naves, –la Trinidad, la Victoria y la Concepción– como espectros silenciosos, transitaron por el Estrecho. El ritmo de las horas lo marcaban las voces de cristal de los marineros que sondaban las aguas. Aquella naturaleza abrupta les fue desvelando poco a poco sus más velados secretos en forma de inquietantes desfiladeros o bahías semejantes a lagos muy extensos. A veces, tras una angostura, se abrían unos horizontes inescrutables, en cuya lejanía se adivinaban montañas con cumbres cubiertas de nieve antigua, como si jamás hubiesen conocido el deshielo. Se oía el pulso de la tierra y el desperezar de los amaneceres. Una luz blanca y helada bañaba aquella naturaleza con la crueldad de lo incierto. En algunos tramos, las aguas eran tan profundas, que la luz omnipresente era incapaz de iluminar los fondos abisales. En cuanto caían las sombras, se encendían en la lejanía unos fuegos que parecían el reflejo del firmamento estrellado en la tierra nocturna. Tierra de Fuego, la llamó Magallanes.
Por fin, en el atardecer del 18 de noviembre del año del señor de 1520, tras sortear una especie de archipiélago, llegaron al Cabo –al que llamaron el Deseado– que señalaba el final del Estrecho. Los recibió un mar inmenso, de aguas turquesas y serenas. Pocos hombres habían logrado lo que había conseguido el almirante. La quimera se había vuelto certeza y esta, a su vez, realidad. El paso entre los dos mares existía, Magallanes lo había encontrado.
María Regla Prieto
CIRCUMNAVIGATIO V
Hay un único mar. El mar siempre es el mismo por mucho que los hombres se empeñen en despedazarlo y ponerle nombres distintos que no significan nada. Es un abrazo de agua que ata a la Madre Tierra y une cada rincón del mundo con todos los demás.
Juan Sebastián Elcano, el vasco de Rentería, marino de raza, con sangre salina en sus venas, el de la mirada sagaz, sabedor de que un viaje siempre es un regreso, aliándose con los vientos adversos, los cielos desconocidos y las corrientes marinas, lo demostró.
María Regla Prieto
CIRCUMNAVIGATIO VI
Unas pequeñas embarcaciones –las barcas de los prácticos de la barra– remolcan a través de la desembocadura del Guadalquivir a una nao que parece la superviviente malherida de una cruenta batalla. No tiene mástil, la verga del trinquete está bastante dañada, está escorada y mantiene una vía de agua abierta. A pesar de que parecía imposible, llega y fondea en el puerto de Barrameda. Las autoridades sanluqueñas tardan un tiempo en reconocer a la Victoria, una de las naos que partió hacía ya unos tres años desde Sanlúcar de Barrameda en busca de una nueva ruta hacia la Especiería. Apenas lleva hombres, solo dieciocho supervivientes, pero las bodegas rebosan de clavo y en el camarote del capitán, un hombre, solo y con la mirada ardiente, Juan Sebastián Elcano, está escribiendo una carta a su rey –el emperador Carlos V– que pasará a la posteridad:
"Mas sabrá su Alta Majestad lo que en más avemos de estimar y temer es que hemos descubierto e redondeado toda la redondeza del mundo, yendo por el occidente e veniendo por el oriente" .
El mundo nunca volvería a ser el mismo.
María Regla Prieto